lunes, 27 de junio de 2011

Destino: la Antártida

Alma estaba más decidida que nunca a conocer el significado de Espriplopio, ahora ya eran demasiadas cosas, demasiados misterios y demasiada gente implicada como para dejarlo de lado; así que no lo dudó cogió el primer avión hacia tierras australes. Tenía que llegar a Tierra de Fuego cuanto antes para situarse, pero ¿cómo iba a descubrir dónde y cuando seria la cita? Ahora lo que más le preocupaba era llegar a tiempo al sur de Chile, lo demás ya lo pensaría en su momento.
Pero, ya en el aeropuerto, no se lo podía creer: ¡ningún vuelo llevaba a Tierra de Fuego en al menos una semana! No podía fracasar en este momento, estaba a punto de llegar al final y no quería tenerse que repetir a lo largo de los años que había estado a punto de descubrirlo.
Muy cerca de allí se oía a un grupo de gente que, como no, se iban de vacaciones. Solo le faltaba ese griterío, así no se podía concentrar y cuando al pasar por su lado estuvo a punto de decirles que se callaran, cuando le pareció escuchar que el viaje era a la Antártida. Entonces les estuvo preguntando detalles sobre Tierra de Fuego, ¿cómo llegar, dónde alojarse, qué lugares destacados conocía.... todo para ir preparando el encuentro con su informador. De repente uno de los pasajeros se desvaneció y su esposa empezo a gritar, se armó un revuelo en el grupo, llamaron a los servicios médicos del aeropuerto, empezaron a venir más y más viajeros que esperaban sus vuelos... y Alma, ante tal panorama, se preguntaba qué estaba haciendo allí, no tenía vuelo, no sabía cómo llegar a Tierra de Fuego y además se terminaba así lo que tanto ansiaba descubrir.
Pasada una media hora Alma seguía sentada en el suelo, parecía que aquel gentío empezaba a dispersarse, el pasajero había muerto. Su familia estaba desconsolada... pero, ¡Claro! exclamó, y se levantó rápidamente dirigiéndose hacia el guía de aquel grupo; por muy macabro que pareciera, ahora podría tratar de aprovechar esa plaza libre. No lo dudó y finalmente convenció a todos para poder ocupar ese asiento en el avión. Por fin viajaría hacia su destino, el vuelo salía en menos de 3 horas.
Rumbo hacia Santiago de Chile, Alma decidió dormir un rato, se lo merecía, ahora estaba segura de que conseguiría su objetivo.
El sueño duró más de lo previsto y cuando despertó estaban a punto de aterrizar, desde allí cogerían un vuelo hacia Punta Arenas.
Cuando llegaron al destino final, en el salón de llegadas del aeropuerto, vio a alguien que sostenía un pequeño cartel anunciando su nombre.
-Bienvenida a Tierra de Fuego sra. Miller, le dijo el caballero ¿Está lista para nuestro próximo vuelo? Shackleton y el Espriplopio nos esperan.
-¿Cómo? ¿Quién es usted? ¿Cómo sabía que yo llegaría es este vuelo?
-No tema sra. Miller. El enigma se está resolviendo según lo previsto. Dentro de poco lo sabrá todo.
Alma no dejaba de preguntarse como podía saber aquel hombre que ella estaba en el avión que acababa de aterrizar, pero como parecía que todo iba encajando, no le dio más importancia.
-En media hora tomaremos el vuelo hacia la Isla Rey Jorge, sobrevolaremos el Paso de Drake. Estoy seguro que le gustará la experiencia. Por cierto me llamo Ernesto, encantado de conocerla y de ser su guía.
¿Mi guía? pensó Alma.
Cuando lleguemos a la Isla Jorge, nos dirigiremos hacia la Base Esperanza; allí le están esperando.
El viaje fue turbulento, el Paso de Drake con sus vientos huracanados, hacían temer lo peor pero finalmente llegaron sanos y salvos a tierra firme.
El paisaje había cambiado, el frío era intenso y el silencio demoledor. Se encontraban en pleno círculo polar y un barco estaba a punto de zarpar para situarlos en la Base Esperanza, dentro de la bahía con el mismo nombre.
Mientras se deslizaban entre aquel mar de hielo, las dudas asaltaron a Alma, cómo había podido llegar hasta allí sin saber nada sobre el trayecto, el lugar, el guía Ernesto; de repente se dio cuenta que aquello parecía una encerrona, ¿quién querría llevarla hasta allí?
El ruido del hielo cuando chocaba contra el casco del barco era tremendo, daba la impresión que el barco se iba a romper en cualquier momento.
Cuando se iban aproximando a Bahía Esperanza el mar se abría ante sus hojos, la calma reinaba aquel lugar, el hielo de tierra firme contrastaba con el negro del agua, los pingüinos se contaban por miles en la orilla.



Bahía Esperanza

Base Esperanza








Desembarcaron y les llevaron al interior de una de las pequeñas casas que estaban unas junto a las otras, allí estaba esperándola Marc Vidal con una sonrisa de oreja a oreja.
-Buenos y fríos días. ¿Has tenido un viaje agradable?
Alma por fin estaba delante de la persona que se lo iba a contar todo.No podía articular ni una palabra.
-Toma asiento y relájate, lo que voy a explicarte va a cambiar esa expresión de incertidumbre que tienes en la cara. Espriplopio va a ser el mejor descubrimiento en años.
-Soy todo oidos, respondió Alma impaciente.
Marc Vidal explicó con todo lujo de detalles, que Espriplopio era el nombre que Shackleton había dado a una ruta por la Antártida que aún estaba por descubrir, él la había trazado en sus planos y en su última expedición iba a pisarla por primera vez. Con el paso de los años aquella ruta debía convertirse en un destino turístico que combinaría el respeto por la naturaleza con el placer de viajar, dando a conocer al mundo las especies animales que allí habitan.
Alma quedó impresionada, Espriplopio era una viaje! y todo lo que le había sucedido estaba previsto de antemano. El desencuentro en París, la simulación de la muerte de un pasajero en el aeropuerto, etc. etc.
Todo formaba parte de la aventura del viaje revelación de la temporada: ¡Espriplopio!

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