“Cuidado con Espriplopio”, con las piernas sobre la mesa de madera del comedor leía el documento de Hussey. Las últimas palabras de Shackleton pronunciadas 90 años antes, seguían siendo un misterio, se puede decir que llegaban a obsesionarla. Alma llevaba casi dos años compaginando su trabajo en el parque zoológico de Chester con su investigación.
Bióloga de profesión, su interés hacia el Espriplopio nació con la tesis de fin de carrera. Durante la investigación sobre el Lobo marino antártico, y la influencia de la climatología en su hábitat y costumbres que llevó a cabo, tuvo que repasar las anotaciones de varias de las expediciones que a lo largo de los años dejaron su huella en la Antártida.
Alma estudió todos los datos de los que disponía, desde la expedición de Magallanes y Elcano en 1522, pasando por la primera expedición antártica francesa en 1771 de Yves Joseph deKerguelen además de todas las expediciones del siglo XIX y siglo XX hasta nuestros días.
La lectura de los manuscritos, el estudio de las expediciones, poco a poco le fue apartando del objeto de su tesis, el Lobo Marino fue sólo una casualidad que le llevó realmente al objeto de su verdadera investigación: Desgarradoras tormentas se repetían en algunas de estas expediciones sin una relación lógica. Cuando descubrió los misteriososdocumentos del hijo de Hussey sobre la expedición de 1920 Shackleton, se dio cuenta de que su búsqueda tenía sentido, existía algo y ella tenía que descubrirlo.
Eran las 17:30h de un 21 de noviembre, Alma contemplaba la calle, en el parque de Grosvernor sólo había algunos paseantes con sus perros ateridos por el frío. Absorta en sus pensamientos sin darse cuenta estiró las piernas y derramó la taza de té que estaba tomando sobre sus apuntes. Se agacho rápidamente a recoger la taza y al levantarse se golpeó con la mesa. No era su día… Algo ofuscada comenzó a pasar las notas manchadas a limpio, del amplio listado de expediciones fue escribiendo tan sólo aquellas subrayadas en las que tuvo lugar la brutal tormenta.
De repente se sintió más cerca que nunca del Espriplopio, las fechas en las que se repetían las tormentas se correspondían con una secuencia fija de años 64-32-14-2 a lo largo de la historia se habían repetido. Con las manos sobre la cabeza y algo aturdida todavía por el golpe Alma no se explicaba como no lo había visto antes, y sobre todo, qué significaba.
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